Rubén D. Gualtero y la búsqueda de la felicidad (a pesar de todo)

La sociedad de la desmesura. Acerca del buen vivir en un mundo acelerado, de Rubén D. Gualtero, es una de esas lecturas que te cuidan, que te hablan directamente al alma y te dan sosiego. Con tono amable, sin negar los aspectos hostiles de la realidad, con abundantes referencias tanto clásicas como contemporáneas al alcance de cualquier lector, Gualtero «crea un clima de confianza y amistad que anima a avanzar la lectura con interés y sana y alegre curiosidad, tanto por las diversas peripecias vitales que nos narra como por las reflexiones que desea abordar y comunicarnos», tal y como enuncia Rafael Mª Nicolás Belda en el prólogo. Pues tal es el objetivo del autor: recordarnos que siempre hay un camino hacia la felicidad a pesar de los obstáculos que nos presenta la vida, y que ese camino está en nosotros mismos. No en vano, en las primeras páginas cita a Voltaire en referencia a la búsqueda de la felicidad: «la buscamos sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo confusamente que tienen una».

Compartimos a continuación un fragmento del tercer capítulo, Quam minimum credula postero, sobre los imperativos del tiempo en nuestra era acelerada, e incluimos el calendario de presentaciones de la obra.

Presentaciones
Jueves 30 de junio, 19h – Librería Laie (Pau Claris 85, Barcelona)
Martes 5 de julio, 19.30h – Librería Index (Sant Sebastià 26, Vilassar de Mar)
Más información al final del artículo



Quam minimum credula postero

Es posible que el título os suene un tanto pedante y algo extraño. Mejor dicho, incompleto para quienes conocen el verso horaciano. Sin duda. Falta la entrada de la última línea del poema, seguramente, la más popular: Carpe diem. A renglón seguido, Horacio da un paso más y termina el poema con una clara exhortación: quam mininum credula postero. La atrevida recomendación que hemos elegido para el encabezamiento: desconfía del incierto mañana.

Gozar, disfrutar del presente, «degustar el momento», dando mínimo crédito al porvenir, sin preocuparnos por lo que vendrá es, en resumidas cuentas, la milenaria propuesta que nos hace el poeta latino. En palabras de H. Eyre, gran conocedor de Horacio:

‘Carpe’ se refiere a la forma que tenemos de vivir nuestros días. Ésta, en el latín original, es una de esas palabras complejas y sutiles con múltiples sentidos, tanto violentos como amables, aunque si algo tienen en común los usos violentos y amables es la decisión. El verbo ‘carpere’ se podía utilizar para las columnas militares que avanzaban en combate, pero aquí estamos más cerca del sentido de recoger, recolectar o cosechar, usado para frutos, flores y besos.

Añade más adelante:

Lo que le está diciendo Horacio a Leuconoe1 es esto: todo lo que se necesita está a mano, sólo hay que saber degustarlo y apreciarlo.

Comentábamos en el primer capítulo que una de las características de nuestro tiempo es la desmesura. Pues bien, otra de ellas es la inmediatez: el culto a la premura que nos roba el tiempo para pensar y que nos impide «degustar el momento», serena y placenteramente. Síndrome de la prisa, le denomina el filósofo Marramao. Esta aceleración, según él, provocada entre otras cosas por la tecnología global, hace que «el tiempo ya no esté a nuestra disposición», a nuestro alcance; ahora es una dimensión ajena a nuestra capacidad de decisión. En palabras suyas, considera que «nuestra vida está «descarrilada» con respecto al presente: nos proyectamos continuamente hacia el futuro, o bien volvemos la vista hacia el pasado. Incapaces de «encarrilarnos» en el presente, no podemos tomar la única decisión que permite «enderezar» el tiempo»2.

Sea cual sea la razón de este síndrome, dada la multicausalidad y complejidad del tema, lo cierto es que vivimos en un no parar que dificulta no sólo «encauzar» el tiempo, sino también habitarlo plenamente. Inquietos, nerviosos, sin margen para la reflexión posible, nos falta la calma y la espera suficiente para hallar una salida ponderada a las preocupaciones y cuestionamientos que, inevitablemente, nos ocasiona el vivir. En las últimas décadas, la construcción mediática de la realidad nos sumerge en tal avalancha de novedades que, atontados por un consumismo desaforado, corremos desesperadamente para alcanzar lo que se ofrece como el «último grito» —de la moda o de lo que sea—, algo que resulta inalcanzable pues enseguida aparecen las últimas tendencias. Y así sucesivamente.

Por otro lado, el mandato sibilino, el imperativo de hacer, de producir más y más, ha colapsado nuestra vida profesional y personal a tal extremo que la escasez de tiempo ha derivado en un auténtico problema, en una obsesión. Terapias, seminarios, manuales de autoayuda, han sembrado nuestro quehacer diario de consejos y exhortaciones. Uno de los bestseller más vendidos a mediados de los años 1990 llevaba por título Primero, lo primero y, curiosamente, la portada venía acompañada con la imagen de un reloj enorme.

(imagen)

La disparatada pretensión de llegar a todo, de no perder punto en una sociedad obnubilada por los excesos del mercado y la perentoriedad, dificulta en gran medida gozar de las cosas sencillas, de los pequeños placeres que nos ofrece la vida. «Cuando bailo, bailo; cuando duermo, duermo», confesaba en sus Essais Montaigne,3 el gran humanista de mediados del siglo XVI. Según él:

Somos grandes locos: «He pasado la vida en ociosidad», decimos. «No he hecho nada hoy». ¡Cómo! ¿No has vivido? No sólo es la fundamental, sino la más ilustre de tus ocupaciones.4

Con anterioridad, y siguiendo esta línea de reflexión, Horacio, en su Oda a Mecenas y traducción del propio Eyres, declaraba vehemente,

Yo digo esto: feliz aquel o aquella
que puede decirte «hoy he vivido»;
puede venir mañana la tormenta, o el sol
al mediodía que resulta imposible

destejer ese hilo, borrar la huella viva…
Ningún destino puede deshacer lo vivido,
aunque no podamos retener la hora, el día
que fluye, y habiendo fluido, ya no vuelve.5


1 – Leuconoe es la mujer destinataria del poema. Eyres, H., Carpe diem. Lecciones de vida con Horacio, Ariel, Barcelona, 2013, pág. 227 y 230.

2 – Marramao G., Kairós. Apología del tiempo oportuno, Gedisa, Barcelona, 2008, pág. 16 y 21.

3 – En la presentación de la primera edición de sus Ensayos decía: «Éste es un libro sincero… Quiero que se me vea en mi modo de ser, simple, natural y común, sin afectación ni artificio, porque es a mí mismo a quien pinto». La escribió en 1580, a la edad de 47 años. De este único texto, del que hizo sucesivas revisiones, se publicaron dos ediciones más, una en 1588 y otra tres años más tarde, tras su muerte en 1592. Las referencias que citamos corresponden siempre a la selección que hizo André Gide de la última edición.

4 – Montaigne, M., Páginas inmortales. Selección y prólogo de André Gide, Tusquets, Barcelona, 1993, pág. 170. Traducción de Juan Gabriel López Guix.

5 – Eyres, H., Carpe diem. Lecciones de vida con Horacio, Ariel, Barcelona, 2013, pág. 159.



Presentaciones

El jueves 30 de junio, a las 19h, Rubén D. Gualtero presentará la obra en la librería Laie de Barcelona (Pau Claris 85) acompañado por el abogado experto en cooperación internacional Francisco Neira.

El martes 5 de julio, a las 19.30h, la presentación será en Vilassar de Mar, en la librería Index (Sant Sebastià, 26), con la psicóloga Pilar Fuxet en diálogo con el autor.


Rubén D. Gualtero (Espinal, Colombia, 1951) es licenciado en Geografía e Historia (Universidad de Barcelona). Durante más de una década fue redactor jefe de la Revista de Psicopatología y Salud Mental del niño y del adolescente. Ha realizado diversos trabajos sobre sanidad y, también, ha escrito varios artículos sobre adolescencia y salud mental. Junto con Asunción Soriano son autores del libro El adolescente cautivo (Gedisa, 2013) y en 2015 publicó en solitario la novela El chico del Partenón (Editorial Carena), una obra con marcado acento autobiográfico. En los últimos años vive entre Cataluña y Colombia, país este último donde participa en proyectos y programas de prevención en salud mental infantil y juvenil.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s