Atravesar un proceso de duelo y aprender a vivir con el sufrimiento de la pérdida es un acto de resiliencia durante el cual se ponen en marcha diferentes mecanismos psicosociales de apoyo. En casos de muerte traumática como el suicidio, las largas enfermedades o la Covid-19, las pérdidas perinatales o infantiles, los accidentes, por citar algunos, el acompañamiento por parte de profesionales deviene un factor determinante para elaborar un duelo lo más sano posible y superarlo con un enfoque resiliente. Resiliencia en procesos de duelo, de Ana Cristina Ruiz y María de las Olas Palma, se enfoca en la intervención individualizada y con grupos de personas en duelo desde el Trabajo Social, mediante distintos modelos centrados en la persona. Se pone especial atención a los casos cuya complejidad requiere un tratamiento específico para los supervivientes en duelo, cuidadores e incluso para los propios profesionales de apoyo, tal y como ha ocurrido en tiempos de pandemia de la Covid-19.

«Un libro optimista sobre cómo superar el duelo y reanudar un nuevo desarrollo después de un evento traumático. Tal como explican las autoras, todos tenemos un grado de libertad que nos hace activos en el proceso de resiliencia.»
Boris Cyrulnik
Consultar el índice de la obra (click en cada imagen para ampliar):
Dada la situación de pandemia global y las muchas pérdidas que este acontecimiento ha comportado –no solo personales sino también profesionales, económicas, etc.–, esta obra es más pertinente que nunca como herramienta para profesionales especializados en la intervención social y el acompañamiento de personas que, por un motivo u otro, atraviesan un duelo complejo. Tal y como afirma Anna Forés en el prólogo, «las autoras saben abordar la temática desde el saber académico, pero con el tono divulgativo necesario para llegar al público en general y a los profesionales de lo social.»
A continuación, compartimos un fragmento del primer capítulo:
Resiliencia y duelo
[…] Cuando hablamos de resiliencia y duelo, se reconoce como proceso clave la capacidad para reorientar la vida y convivir con la ausencia. Para Vanistendael (2005), un elemento a resaltar en este proceso, es el hecho de que la persona descubra un sentido a la experiencia de enfrentarse a la adversidad. Es una construcción de significado en la vida que requiere la conjugación de distintos elementos, tales como: creer en un proyecto, tener responsabilidades, sentirse útil, contribuir en la vida de otras personas y ser generoso (aspectos que se visualizan en personas que forman parte de grupos de apoyo de personas en proceso de duelo). Es crucial el factor de la proactividad personal, de abrir paso al futuro y creer en la posibilidad de un proyecto, construyendo activamente sus propias historias. De acuerdo con Grané y Forés (2019) los relatos y vocabularios de esperanza son posibilidades de cambio que promueven la resiliencia.
Cada persona creará su proyecto de una forma distinta. El sentido que se le da a la vida no se puede imponer o manipular desde una perspectiva profesional, pero sí motivar al doliente a descubrirlo durante el proceso. Fiorentino (2008) señala que sólo cuando las personas consiguen encontrarle un significado a su adversidad, pueden integrarla como parte de su historia.
Durante el desarrollo del proceso de duelo que acompaña a la pérdida, desde una perspectiva resiliente se demanda la capacidad de análisis y reflexión, sólo así habrá crecimiento y creación de nuevas fortalezas. La manera de describir el dolor, de identificar la tristeza y de cómo reconvertir la pena en un significado vital, dota a las personas de herramientas que ayudan a entender el sentido que puede tener la adversidad. Cyrulnik (2001) entiende esta capacidad de reflexión como recurso para facilitar salidas, soluciones y formas diferentes de ver la adversidad, que ayudan a la persona a entender su dolor desde distintas dimensiones.
[…] Cada vez más el duelo comienza a ocupar un espacio propio como nuevo paradigma de intervención profesional, en contextos sociales y educativos (Mateu, Flores, García-Renedo y Gil, 2013). En general para todas las profesiones relacionadas con la ayuda y los cuidados, y en particular para el Trabajo Social. Cuando hablamos de un nuevo paradigma de intervención, lo hacemos en base al gran desconocimiento que se reconoce en la práctica profesional sobre esta situación, aun cuando gran parte de la intervención que se realiza desde la disciplina del Trabajo Social se focaliza de forma directa o indirecta sobre los distintos tipos de pérdidas de diferentes naturalezas que padecen las personas en algún momento de su vida, tales como: pérdidas de poder adquisitivo, de vivienda, de empleo, de libertad, de salud y la que abordamos en este libro, la pérdida de familiares o seres queridos por fallecimiento.
Todas son pérdidas que sitúan a las personas que las sufren ante una gran vulnerabilidad social, esperándose de los profesionales que las acompañan respuestas adecuadas a la complejidad con la que se configuran todas estas experiencias.

En septiembre de 2021, Gedisa también presenta la segunda edición de la obra de Boris Cyrulnik Cuando un niño se da muerte, que recoge el trágico y complejo fenómeno del suicidio infantil y juvenil, un tema sobre el que, en tiempos de confinamiento, pandemia y uso normalizado de las redes sociales virtuales entre la juventud, lamentamos observar un alarmante aumento de casos.